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Chávez entre nubes

Óptica Libre / Por Angy Bracho

¡Caramba, qué tristeza ver cómo nuestro país “llega al llegadero”! Mientras los venezolanos nos vemos cada vez más ahogados por problemas de tipo social y económico, el Presidente de la República goza a plenitud de una “dolce vita” que ni los monarcas. Un venezolano, en pleno, atravesando océanos a diestra y siniestra sin que nada lo detenga.

Es una lástima que nuestro pueblo haya creído en el mensaje de austeridad que emanaba desde el Ejecutivo porque cada día la decepción crece. El criterio de ahorro, que desde hace tanto pregona el Presidente, a medida que pasa el tiempo se ve más comprometida.

Tan grande ha sido la polémica sobre los más recientes viajes de Chávez, que en último Aló Presidente salió a defenderse. “Nuestras giras no son un capricho. Uno ve por ahí sectores que dicen: 'Chávez llegó al hotel más lujoso de no sé donde, y llegó la delegación y alquilaron tres pisos completos' (…) Siempre tratamos de ahorrar, de gastar lo menos. ¿Pero quién va a hacer un viaje de éstos sin gastar dinero? Además, aquí hay un presupuesto para política exterior”. El presidente aseveró que su última gira “ha traído avances muy importantes” y que con estos viajes se busca “insertar a Venezuela en el mundo”.

Ciertamente, sería absurdo hacer un viaje sin gastar dinero. Más que absurdo, imposible. Sobre todo con un viaje de “ésos”. Tiene toda la razón el mandatario. Además, tan sólo la labor de tratar de “insertar a Venezuela en el mundo” debe ser un trabajo tan pesado como oneroso y, en consecuencia, requiere un pago suficiente.

Existe un presupuesto para política exterior, sí… Que ya ha sido superado con creces. Lo que se contemplaba sería un gasto de siete millones de dólares, ya se excedió y para continuar con los viajes por lo que resta del año se han solicitado unos cuantos millones adicionales.

El tema del presupuesto para política exterior es un tanto curioso. ¡Qué bueno que sea él mismo quien lo saca a relucir! Porque Venezuela invierte enormes sumas de dinero para cubrir el costo que acarrea la amplia red diplomática conformada por más de 150 oficinas entre Embajadas, Oficinas y Secciones Consulares de Embajadas, así como Consulados y Viceconsulados Honorarios, Representaciones, entre otras.

Entonces, qué sentido tiene que el Estado gaste millones de dólares en la manutención de la trama diplomáticos, acaso no son los Embajadores y otros funcionarios dependientes del MRE (Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores) la representación del país en el exterior.

El primer mandatario viaja para firmar todos los acuerdos, para presenciar las cumbres, asistir a las celebraciones, participar en las negociaciones y de vez en cuándo se da una escapada, como hizo en estos días, cuando brincó de Turkmenistán a Italia y se presentó en la Bienal de Venecia en alfombra roja cual estrella de cine.

La escapadita casual que casi convierte la gira en un tour presidencial, se prestó para que el Gobernante marcara un hito al ser el primer presidente en asistir a la Mostra, más aún para ir como el claro protagonista de un documental (fuera de concurso) realizado por el americano Oliver Stone.

Habría sido el colmo que no lo pusiera de protagonista si el Gobierno venezolano aportó diez millones de dólares para la producción. Adicionalmente, a Stone le fueron cubiertos todos sus gastos en la ciudad de los canales incluyendo una cena por un monto superior a los cuarenta mil dólares. Pero eso no debe haber sido nada comparado con lo que gasto la comitiva de más de 150 personas que se llevó Chávez.

Aquí nadie controla el gasto indiscriminado en el sector público. Ante todo esto, lo más crítico es que todavía aquí no se sabe quién determina los límites, quién dice qué hacer y qué no hacer. Es como si en este país todos nos quedamos dormidos mientras quienes detentan el poder siguen haciendo y deshaciendo.

Mientras él viaja, los que nos quedamos vamos dando tumbos de velorio en velorio para despedir a familiares, amigos y conocidos. En el peor de los casos, somos nosotros mismos quienes hemos perdido algún ser querido gracias al hampa y la inseguridad y bueno, le mandamos a hacer una coronita, pero no muy cara porque no hay dinero. Pero no hay dinero para nosotros.

Para los viajes del presidente sí hay, no importa si se va a reunir con Moammar Al-Gaddafi el hombre que dio un Golpe de Estado en Libia hace 40 años y todavía está en el poder. Tampoco si la visita es a Fidel Castro, a quien ha visitado 47 veces en 9 años.

A Mahmud Ahmadinejad su polémico amigo y homólogo iraní. O como lo hizo en el 2000 cuando fue hasta Irak para encontrarse con Saddam Hussein, en aquel entonces dijo “Puedo ir al infierno a hablar con el Diablo si lo deseo”. Insisto, tiene toda la razón. Puede ir a dondequiera a hablar con quienquiera, el punto es que lo está haciendo a costillas del país y no debería olvidar que a fin de cuentas el cargo que detenta es el de un servidor público, un funcionario, que se debe a su pueblo y debe velar por su bienestar.

¿Sabía usted que..?
De acuerdo con información recabada por Carlos Berrizbeitia, ex-diputado y dirigente de Proyecto Venezuela, quien se ha encargado de registrar y procesar información sobre el gasto público desde que Hugo Chávez asumió el poder:
• Ha visitado 227 países en 10 años y 8 meses.
• Mientras el “Papa viajero” Su Santidad Juan Pablo Segundo recorrió 206 en 25 años.
• Ha pasado 456 días fuera del país, es decir, más de un año y tres meses.
• Si se suman los 80.000 Kilómetros lineales recorridos podría decirse que le ha dado 2 veces la vuelta al planeta.
• El costo de todos sus viajes pasa de los cincuenta y siete millones y medio de dólares, el equivalente a 23.000 cupos Cadivi.
• Las comitivas de viaje en promedio superan las 100 personas contando entre ellas, familiares, periodistas, ministros, militares, médicos, personal de seguridad, estilistas y hasta un cocinero.