sábado

¡Música para todos!

Con el sello de “made in Venezuela” el Sistema Nacional de Orquestas implantado aquí se propaga por el mundo y su ola expansiva va transformando el concepto que, hasta ahora, reservaba la música clásica para las élites.

Óptica Libre / Por Angy Bracho

En Venezuela no hemos tenido un Ricky Martín, tampoco un Luis Miguel, ni tenemos una Shakira o un Juanes que lleve nuestra bandera tricolor y estrellada por el mundo. No tenemos un ídolo musical que se cuele entre los jóvenes para dar a conocer a la “Pequeña Venecia” en sus grandezas y menudencias.

Para sorpresa del mundo y de muchos venezolanos, que se enteraron del logro del Sistema Nacional de Orquestas después que fue detonada la bomba del éxito en el exterior, la música clásica sale de nuestro país para sembrarse en el corazón de la gente, multiplicar esperanza y ofrecer una oportunidad de desarrollo a todos, sin distingo de raza, color o estatus social.

“El Sistema” como es conocida la Fundación del Estado para el Sistema Nacional de las Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela ha ido ganando legitimidad a medida que integra a niños, niñas y adolescentes que viven en condiciones diferentes. El reconocimiento viene dado porque ha supuesto más que un alerta para los oídos, un despertar social, un abrir de ojos y de corazón para los músicos.

Contrario al acuerdo social mantenido universal e históricamente, el arte proyectado desde mi país se ha convertido en un heroico elemento de transformación para todos los sectores, en especial para los más empobrecidos.

Con la creación de Acción Social para la Música, como se llamó en el año 1974 cuando el doctor José Antonio Abreu fundó lo que hoy es conocido como “El Sistema”, inició el acabose de todos los preceptos que apuntaban a reservar la música clásica para las clases económicamente favorecidas, para la élite.

El maestro Abreu asegura que “El Sistema estimula la construcción de los puentes entre mundos musicales que cada vez se están haciendo más estrechos, es un estímulo para seguir desdibujando esa frontera”. Me atrevo a decir que no sólo son puentes entre mundos musicales, sino también entre pisos sociales paralelos que no convergen en la cotidianidad.

El programa se dio a conocer a nivel nacional por rescatar gente joven que se hallaba en circunstancias de pobreza extrema, donde era frecuente el abuso de drogas y había predisposición al crimen. A cada nuevo integrante se le iba entregando un instrumento que debía ganarse por mérito propio, dicen que así comenzó la historia.

En los barrios del país, más que todo de Caracas, lo que estaba pasando en las orquestas corría tan rápido como la pólvora que sobrevolaba los cielos capitalinos.

“El Sistema” ha ido rescatando gente de la miseria, dándole sentido a sus vidas, haciéndolos sentir auténticamente útiles, eso convierte a la música en una potencial solución a la situación de criminalidad desbordada en el país.

Bien lo resume en su canción Vivo por Ella, el italiano Andrea Bocelli cuando expresan el valor de la música y lo que es capaz de hacer: “Ella a mi lado siempre está, para apagar mi soledad. Más que por mí, por ella yo vivo (…) En mi piano a veces triste la muerte no existe, si ella está aquí. Vivo por ella que me da todo el afecto que le sale, a veces pega de verdad, pero es un puño que no duele. Vivo por ella que me da fuerza, valor y realidad, para sentirme un poco vivo. Desde un palco o contra un muro, vivo por ella al límite, en el trance más oscuro. (…) Ella va dándome siempre la salida porque la música es así, fiel y sincera de por vida. Vivo por ella que me da noches de amor y libertad, si hubiese otra vida, la vivo por ella también… Ella se llama música”.

Entre todos los cambios y procesos que estamos atravesando en el país no me cabe duda de que si alguna decisión ha sido asertiva por parte del Estado venezolano, esa ha sido la de respaldar esta iniciativa, y se pone más vigente que nunca sobre todo en estos momentos, cuando cunde el pánico por la inseguridad extrema en que vivimos.

A propósito de esto, hay un tema que no es muy conocido, sin embargo, vale la pena destacar, el de la Red de Orquestas Sinfónicas Penitenciarias.

El proyecto constituye un ensayo inédito y muy válido de tratamiento para los individuos privados de libertad, con miras a facilitar su proceso de reinserción social, mediante el aprendizaje, la práctica y el disfrute de la música como disciplina exigente, con principios, que ayuda al proceso de socialización de hombres y mujeres.

Eddiguer Guerrero, líder de la Red que fue instalada a partir de junio 2007 en tres centros penitenciarios del país, asegura que está previsto incorporar un 40% de la población reclusa con el objetivo de brindar a los participantes un proyecto de vida, lleno de compromiso, valores y un futuro viable como músicos al momento de incorporarse a la sociedad.

Honor a quien honor merece

Detrás de todo el éxito del proceso que ha representado erigir “El Sistema” evidentemente hay un equipo de trabajo incansable, liderado por el maestro José Antonio Abreu, genio y padre de la iniciativa.

Abreu, economista y músico es la maquinaria que impulsa El Sistema. Un amigo de la infancia, hoy contrabajista de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, me comentaba preocupado en días recientes: “Yo no sé, amiga mía, cómo vamos a hacer el día que se nos vaya el maestro. –dice refiriéndose al José Antonio Abreu- Él trabaja demasiado, todo el trabajo que él hace no serían capaces de hacerlo ni 20 personas. Trabaja sin horario, todo el tiempo necesario, echa números, hace llamadas, viaja para todas parte, todo le gusta hacerlo en persona. Trabaja demasiado”. Yo tampoco quisiera pensar en esto.

La Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, es el producto más destacado de “El Sistema” y su alumno más notable es el Director Gustavo Dudamel, formado desde pequeño en el movimiento musical que nació a mediados de los años 70 y desde entonces ha formado a más de 350.000 jóvenes niños y niñas.

Orgullo patrio, el director, conocido entre los angelinos como “Gustavo El Grande”, “Gustavissimo” o, simplemente, “GD”, ha llegado a Los Ángeles, California, para dirigir la Filarmónica de esa ciudad y desde ya ha hipnotizado a ciudadanos de todas partes del mundo con el torbellino de emociones que ha desatado en sus más recientes presentaciones.

De Venezuela para el mundo

Según el diario londinense The Guardian “mientras en las calles de Londres va en aumento la violencia juvenil y las pandillas, en Venezuela existe hace 30 años un sistema diseñado justamente para evitar que los jóvenes caigan en la delincuencia o la drogadicción”.
“Hay lecciones que se deben aprender en Gran Bretaña”, dice la nota, y sugiere que una iniciativa como la de El Sistema, debería desarrollarse a lo largo y ancho del país. Por otra parte, The Independent refiriéndose al concierto de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar en los Proms (de la BBC) apunta que también fue un espectáculo edificante porque "muchos de estos jóvenes podrían haber terminado empuñando un arma y no un instrumento musical (…) Nos sentimos avergonzados ante el ejemplo de Venezuela. Pero su ejemplo irradia esperanza".
“Para la sociedad británica aficionada a la música clásica y muy sensible a los problemas de las pandillas juveniles, es posible que en esta oportunidad, la lección venga de América Latina”, asegura Javier Lizarzaburu de BBC. 

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2 comentarios:

  1. le deseo todo lo bueno a este Genio de Dudamel, que tiene la oportunidad de emigrar y poder realizar su sueño,

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  2. Anónimo3:26 p. m.

    No estoy de acuerdo con la expresión "…… reservada para las élites", pues la música mal llamada clásica siempre ha esta allí al alcance de todos. Lo digo por experiencia propia que, y por un acto de decisión a partir de los 15 años empecé a valorar esta música que al principio me hacía "sudar", pero poco a poco fui entendiéndola como lo que es, la expresión sublime del alma del ser humano.

    No formo parte de ninguna élite a pesar de que el apellido pueda confundir y durante los 70 compartía con otro amigo amante de la música gratos e inolvidables momentos con la Sinfónica de Venezuela, la Sinfónica Juvenil y de la Filarmónica de Caracas, ejecutando obras inmortales en el aula magna de la UCV, las entradas eran libres por lo general y a veces se pagaba por las mismas 10 Bs si mal no recuerdo para escuchar algún director o interprete de otra latitud. Eventualmente venía algún organista interpretando a Bach en uno de los órganos de alguna catedral o iglesia también de forma gratuita. Por otro lado, los discos y casetes de música clásica estaban en todos los estantes de los grandes y pequeños negocios de discos de Caracas como lo fue en una época Don Disco.

    En nuestro caso, en mi opinión ha sido un problema cultural simplemente. La música clásica suele ser rechazada por su complejidad polifónica y estructural.

    Afortunadamente tenemos muchas personas que de alguna manera nos enriquecen y ponen en alto a nuestro País como Abreu, Palumbi acá en Guayana luchando contra la indolencia, Antonio Lauro el mismo Aldemaro Romero fundador de la Filarmónica de Caracas y muchos más que lamentablemente pocos conocen y últimamente nuestra rutilante estrella más reciente, Dudamel, que sin duda será el mejor director de orquesta del mundo.

    Angy, te felicito por tu blog y por tus escritos, solo quería aclarar ese punto en particular y lo que realmente se necesita para que el Venezolano empiece a apreciar la música clásica es que se le de patrocinio, que se divulguen las orquestas con conciertos de entrada libre o a costos realmente populares, que las utilicen como medio de divulgación de la cultura y que no sea solamente un símbolo que usamos para llenarnos la boca pero sin la menor intención real de apoyarla.

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