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¿Quién dijo guerra?

Aquí todos tenemos un primo, tío, sobrino o amigo colombiano, una guerra contra Colombia sería pelear contra nuestros hermanos.

Óptica Libre / Por Angy Bracho
 
A los venezolanos no nos hace falta prepararnos para la guerra, nosotros estamos en guerra desde hace ya varios años, una batalla contra la inseguridad, la miseria, la inflación, el racionamiento, la escases, la confiscación y la expropiación. Nosotros aquí estamos luchando contra la destrucción endógena. 

Como ya he dicho antes, no sé si se trata de gobernar pensando en un pasado olvidado o si la idea es permitir la destrucción para erigir la Venezuela socialista sobre las cenizas, pero, créanme, esto no está funcionando.

Nada de ver para creer
Hasta ahora no tenemos como comparar las bajas que ha dejado la llegada de los “gringos” a las bases militares colombianas con la cantidad de venezolanos que fallecen todos los días a mengua en los hospitales, en accidentes de tránsito, atracos, ajusticiamientos… Mueren porque no hay control, porque no tenemos un gobierno que se ocupe de solucionar nuestros problemas pero sí de regalar nuestros recursos y de involucrarse en la vida política de otros países.

Lo peor del cuento es que, todavía, mucha gente cree en el proyecto revolucionario y en que su máximo líder desconoce la verdadera situación de su pueblo. Me parece un engaño brutal actuar como si existe la voluntad para solucionar los problemas que tenemos cuando, de los ministros para abajo, se burlan en nuestra cara de su propia inacción y de que nos dejan esperando como tontos por soluciones para nuestras dificultades. ¡Si tan sólo hubiera un poco de consideración y respeto la historia sería otra!

¡Primero muertos que bañados en sangre!
Por otra parte me parece ilógico, por no decir absurdo pensar siquiera en la idea de empeñarnos en un conflicto con Colombia porque, en primera instancia, la ideología que nos divide nunca será tan fuerte como la hermandad que nos une y, en segunda, porque jamás la preparación en campo de paz podrá compararse con la experiencia ganada en combate.

Aunque no lo pude escuchar, me comentaron que hoy, a través de la red de radio de Fe y Alegría el sacerdote jesuita Arturo Peraza, especialista en Derechos Humanos hacía un llamado a pensar en la paz y en el costo social que tendría la guerra. Además decía indignado que “en Venezuela todos tenemos un primo, un tío, un sobrino, un amigo colombiano, una guerra contra Colombia sería pelear entre hermanos”.

Más preparados que la avena
Colombia es un país que vive día a día un conflicto armado desde hace más de cuarenta años. De la boca de un militar colombiano y también de un sicario supe que muchos de ellos no ven películas de acción porque han hecho mucho más de lo que allí se dramatiza.

Para colmo de colmos, no estamos hablando de un enfrentamiento con una nación sin respaldo, es cierto que a lo mejor Venezuela no estará sola en su afrenta pero ni siquiera con la ayuda de todos los países latinoamericanos sería viable enfrentarse a uno que va de la mano del ejército más poderoso del mundo, el de los Estados Unidos.

¿Con qué vamos a pelear?
Si en algún momento, los más optimistas, pensaron que lo que nos podría salvar sería el arsenal de armas y “juguetes bélicos” en los que se ha invertido millones de dólares en los últimos tiempos, es triste, pero ya muchas de las aeronaves, comienzan a mostrar signos de una corrosión y avería prematura, ni hablar de los submarinos y fragatas que también se encuentran en un estado de profunda desolación y ha sido revelado en varias oportunidades por fuentes que conocen perfectamente la artillería venezolana.

¿Quiénes van a pelear?
Ni siquiera participando civiles y soldados en la guerra podríamos superar en número a los colombianos que son más de cuarenta millones, y si tomamos en cuenta la profunda polarización que aqueja nuestro país y la indisposición nuestra a la lucha armada creo que nos triplicarían en almas, definitivamente, la mejor opción sería claudicar, así que: como dirían los metafísicos “cancelado y transmutado”. 

Quiero traer a colación una canción de Arjona -para variar- que se llama “Del otro lado del sol” aquí se las dejo:

Vine desde mi galaxia a investigar este mundo,
lo encontre detras de una esquina y me basto un segundo
para saber que aquí flotan de la mano lo trivial y lo profundo(...)
Del otro lado del sol hay un mundo en decadencia,
no es casualidad que tierra rime con guerra.
Del otro lado del sol hay un mundo en decadencia
no es casualidad que humano rime con tirano,
es increible pero aquí nadie se tiende la mano.
En mi galaxia la especie se extingue y es inevitable
Abunda el amor pero no hay sol ni agua potable
mientras ustedes siguen discutiendo el asunto del desarme,
a veces Dios le da pan precisamente al que no tiene dientes
para que su peor castigo sea el día que te arrepientes.
He venido navegando más de cien años luz
y encontrarme con esto es más triste que un blues.
Será mejor ir preparando mi maleta,
pues prefiero morir de sed en mi planeta
a ser un personaje más de esta triste historieta.


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